jueves, 22 de septiembre de 2011

Laura Gibson- Beasts of Seasons (2009)


Si hay un sabor que evoque mi infancia y dibuje una sonrisa en mi cara, ése es el de la mortadela con tomate Orlando; permitidme la publicidad, pero es que los datos han de ser exactos para conseguir el efecto deseado. Recuerdo la llegada a casa de mis abuelos, la tele encendida, los besos en la mejilla y el agujero en el estómago; si cierro los ojos puedo verlo todo, como si fuera ahora mismo, incluso puedo ver a los que ya se han ido, y todo es gracias a ese mágico bocata. Es increíble cómo funciona nuestra memoria, cómo crea esos links que te conducen velozmente a un lugar del pasado a través de un sonido, un sabor o un aroma determinado. Hablando de sonidos, hay una voz, que hace poco volví a escuchar en la tele, que me conduce a esa entrañable franja de edad que uno disfruta entre los 10 y los 14 años; probablemente el último paraíso de nuestra inocencia antes de que la adolescencia lo eche todo a perder. Me refiero a Ramón Trecet, periodista español relacionado con la prensa musical y la deportiva. Precisamente fue gracias a esta segunda faceta como yo lo conocí, a través del mítico programa de TVE Cerca de las estrellas. Trecet acercó el espectáculo de la NBA a este país, sirviéndonos en bandeja a una legión de prepúberes todo un Olimpo de dioses a los que venerar. Aquello supuso una verdadera revolución, y para mí, que formaba parte del equipo de baloncesto de mi colegio, aquel programa se convirtió en todo un catecismo. Para empezar, había que elegir un equipo y un jugador con el que identificarse, algo realmente complicado, ya que sentirse emocionalmente ligado a una ciudad que no conoces es tarea imposible, bueno, eso para quienes no saben soñar.

La mayoría de la chavalería tiraba por el camino fácil: Chicago, Los Ángeles, Boston, Detroit, clásicos de la liga que acostumbraban a jugar las finales allá por los ochenta. Pero qué interés tienen las cosas fáciles, qué placer encuentra en la victoria quien acostumbra a ganar; lo que realmente hacía emocionante aquel tinglado era hacerte de un equipo diferente, uno que en el remoto caso de ganar una liga te iba a dar la alegría de tu vida, al menos así me lo pareció a mí. De modo que analicé bien los uniformes de cada equipo, me interesé en sus escudos y distintivos y situé las ciudades en el mapa, tras analizarlo seriamente decidí hacerme seguidor de los Portland Trailblazers. Como también tenía que identificarme con un jugador, lo hice con una de las estrellas de este equipo, concretamente el número 22, Clyde Drexler, cuyo apellido me pareció fantástico. Y así pasaron nuestros días en aquel campo de cemento, soñando con emular a nuestros ídolos y conseguir un pasaporte que nos catapultase a lo más alto de la NBA, donde el gran Ramón Trecet comentaría nuestras mejores jugadas exclamando aquello de "ale hoooooooooooooooooop". Obviamente nada de aquello ocurrió y poco a poco fuimos abandonando la práctica del baloncesto, algunos antes que otros, para empeñarnos en vivir un mundo de mayores que todavía no nos pertenecía, sin ser conscientes del dolor y de la frustración que acechaban a la vuelta de la esquina. Pero a mí, que cuando empiezo un libro o una película tengo que terminarlos, por muy malos que sean o por mucho que me disgusten, no se me iba a pasar aquello así como así, yo seguí siendo incondicional de los Blazers y seguí venerando a Clyde "The Glide" Drexler. Y no sólo eso, sino que desarrollé una extraña empatía hacia la ciudad de Portland que, a día de hoy, sigo cultivando, siendo ésta una ciudad con la que me identifico y de la que, de alguna manera, me siento ciudadano. Por eso me alegra que el primer español que jugó en la NBA, Fernando Martín, lo hiciese en el equipo de Portland, por el que luego pasarían otros talentos como Sergio Rodríguez o Rudy Fernández, y por eso me encanta descubrir cosas y gentes relacionadas con aquella ciudad a la que pertenecí y que nunca visité. Y así es como he ido descubriendo, en mi militancia melomaníaca, músicos relacionados con esta bella urbe, como por ejemplo The Kingsmen, punta de lanza del sonido Northwest, Defiance, exponentes del punk de tachuelas e himnos cerveceros, The Decemberists, que ya han paseado su vodevil folk por este blog, y por supuesto la dulce dama que hoy quiero presentaros, Laura Gibson, cuya música se ha convertido en la banda sonora perfecta para cerrar los ojos y contemplar en el horizonte la silueta del monte Hood. Cómo, qué vosotros tampoco tenéis equipo en la NBA, no os preocupéis, agarrad mi mano y la de Laura Gibson y venid a Portland, seguro que repetís.

Llama la atención la escasa información que acerca de Laura Gibson se puede encontrar en la red. Esto me facilita el trabajo, ya que no tengo que bucear en un montón de páginas, desempolvar mi rudimentario inglés y hacer un corta-pega mental para hacer mínimamente atractivos todos esos datos. De hecho este post podría terminar aquí, pero me conocéis suficientemente bien y sabéis que no me voy a resistir y que os espera otro ladrillo, sí he vuelto a las andadas, aunque durante poco tiempo; se avecinan tiempos austeros en cuanto a los textos de las entradas, avisados quedáis. Como iba diciendo, me he encontrado con una sorprendente falta de información básica acerca de la formación de esta artista de Portland, así como de sus primeros pasos en la industria. Sólo puedo contaros que la primera referencia discográfica de Laura Gibson que he encontrado es el mini-LP "Amends", una grabación autoeditada que data de 2004 y que se compone de seis canciones. Dos años más tarde comienza la relación de Laura Gibson con el sello Hush Records, que ese año editará dos trabajos de la cantautora americana, "Six White Horses", es el primero de ellos. Se trata de un disco grabado en una semana en una residencia victoriana de Sellwood, Oregon, en el que Laura Gibson reinterpreta con su personal estilo seis viejos blues; un álbum encantadoramente amateur, con un sentido de la interpretación muy cercano al acervo popular y con una peculiar selección de instrumentos. El otro disco que verá la luz en 2006 será "If you Come to Greet Me", que muchos consideran el primer gran paso adelante en la carrera de Laura Gibson, su consagración como artista. "If you Come to Greet Me" nos descubre a una intérprete con un registro diferente, que bebe de las grandes damas del jazz vocal clásico, tales como Billie Holiday o Ella Fitzgerald, una autora que apuesta por el minimalismo y que utiliza en su repertorio técnicas de guitarra propias del blues y del folk. Laura Gibson no renuncia a los arreglos orquestales, introduciendo en sus canciones sutiles pinceladas de metales o de cuerdas, que dotan de mayor profundidada a sus composiciones. En este disco estaría acompañada en la parte musical por el núcleo de Norfolk & Western, que arroparían con su savoir faire las creaciones melancólicas y frágiles de la artista de Portland. En 2008, Laura Gibson se embarcaría en una gira como telonera de Colin Meloy, a quien ayudaría más tarde en la grabación de su disco "Colin Meloy sings Sam Cooke". En 2009 verá la luz su segundo trabajo para Hush Records, "Beasts of Seasons".

"Beasts of Seasons" es un disco conmovedoramente bello, triste y melancólico hasta la médula, un disco grabado en una casa con vistas a un cementerio y que la artista divide temáticamente en dos partes: 1- Communion Songs y 2- Funeral Songs. El segundo LP de Gibson para Hush se concibe como un disco compuesto por nueve meditaciones acerca del concepto de mortalidad, pero no nos hallamos ante un disco conceptual ni filosófico, sino más bien ante un conjunto de canciones que guardan cierta semejanza temática, y que funcionan como una reflexión cotidiana y sin grandes ambiciones sobre uno de los temas centrales de la existencia humana: la muerte. Laura Gibson aboga por la tecnología analógica, que dota de mayor naturalidad a sus grabaciones, y muchos de los instrumentos y de los pasajes de "Beasts of Seasons" están grabados en directo. El sonido de ambiente suele jugar un papel importante en las canciones de Gibson, contribuyendo a incrementar la autenticidad de los temas y fomentando la inmediatez de los mismos. A nuestra amiga de Portland le gusta rodearse de sus amistades, y además tiene muy buenos amigos, que colaboran en sus discos; entre los invitados de este álbum podemos encontrar a gente como Laura Veirs, Rachel Blumberg, Nate Query, Adam Selzer o Shelly Short, entre otros. Pero si hay que destacar un elemento de los discos de Laura Gibson, y "Beasts of Seasons" no es una excepción, ése es la voz, esa voz que lo llena todo con su plácida quietud, con su parsimonioso fraseo, con su bella fragilidad. La forma de cantar de Gibson tiene mucho de intuitiva, no hay en ella una técnica especial, ni ha habido un aprendizaje previo, simplemente es un proceso sensitivo, que tiene mucho de autoexploración. Ella misma confiesa que le gusta sentir el sonido en su esternón, así como la vibración de la parte posterior de su garganta cuando canta, como si se tratara de un proceso curativo, casi exorcizante. En cuanto a los arreglos, "Beasts of Seasons" se mantiene fiel a los postulados de su antecesor: sobriedad y minimalismo, sin descuidar la elegancia y la capacidad evocadora. De nuevo, metales y cuerdas pueblan las canciones de la Gibson como discretos habitantes que viven sin causar estruendo en el corazón de cada verso, de cada nota. Buen ejemplo de ello es la canción que abre el disco, "Shadows on Parade", uno de los mejores cortes del álbum, más de siete minutos trufados de sutiles pinceladas instrumentales que resultan tremendamente evocadoras. Otro gran momento del LP llega con "Come by Storm", donde la guitarra de Laura Gibson suena más folkie que nunca, y se deja guiar por un discreto banjo, violines, metales, vibráfonos, y demás instrumentos de mal vivir, de esos que te hacen descender a lo más profundo del alma. "Spirited" es quizás la canción más comercial del disco, y en la que el fraseo de la cantautora de Portland se vuelve más convencional, siendo uno de los escasos momentos del álbum en el que se introducen guitarras eléctricas. "Postures Bent" toma el relevo para brindarnos un pasaje brillante, un lentísimo vals que crece instrumentalmente conforme avanza la canción, cuerdas de nylon irresistibles en los delicados dedos de Laura Gibson. "Funeral Song" es una muestra de la querencia de la Gibson por el folk tradicional, aquellas interpretaciones del período de entreguerras a cargo de músicos aficionados, y que introducían instrumentos caseros como la tabla de lavar o la sierra, presente precisamente en este corte. "Where Have all your Good Words Gone?" no es sólo un reproche, sino también una de las cimas emocionales del disco, un tema con un fantástico e inquietante arreglo de cuerdas. "Sleeper" es el preludio de otro gran momento, una canción en la que el piano cobra gran protagonismmo. Y "Sweet Deception" es otro brillante tema, una composición agridulce, una especie de vals mántrico con exquisitas pinceladas de slide guitar. Por último, "Glory" cierra el disco de manera conmovedora, convirtiéndose en la canción más desnuda del álbum, un tema con unas voces magistrales que le otorgan un fuerte contenido espiritual.

En 2010 Laura Gibson grabó un nuevo disco, en este caso junto a su amigo Ethan Rose, un curioso LP titulado "Bridge Carols" en el que el paisaje cobra un especial protagonismo, un trabajo de experimentación en torno a material inédito de la cantante de Portland, que en ocasiones improvisa partiendo de frases descubiertas en viejos cuadernos o en hojas sueltas. Posteriormente Laura Gibson ha contribuído con su trabajo en recopilatorios benéficos y ha colaborado con compañeros y amigos en diferentes grabaciones, finalmente se ha decidido a lanzar un nuevo trabajo, que llevará por título "La Grande" y que verá la luz gracias a City Slang Records en enero de 2012.

Y de esta manera llegamos al final de esta entrada, no sin antes recomendaros un buen número de links. Por supuesto, la web oficial y el myspace de Laura Gibson, y además el espacio que la página de Hush Records dedica a la artista. También he seleccionado una reseña de "Beasts of Seasons" aparecida en Pitchfork y una entrevista en la web Muzikalia. Y por si esto fuera poco, he ido directamente al turrón y he buscado actuaciones de la Gibson, así que podréis disfrutar de sus sesiones para Playgrrround y para NPR, ambas recomendabilísimas, y no sólo eso, sino que también podéis escuchar la sesión de la cantautora de Portland para las maravillosas Daytrotter Sessions; ¿de verdad alguien os da más por menos? En cuanto al apartado de videos, he elegido dos, uno en el que Laura Gibson interpreta la canción "Funeral" en el cementerio Lone Fir Pioneer de Portland, y otro grabado para They Shoot Music en el que canta "Postures Bent" en una librería de Viena. Ahora sí, mañana a las 9:04 a.m. tendrá lugar el equinoccio de septiembre; adiós verano, deja tu sitio al maravilloso otoño. Espero que os guste.


LAURA GIBSON- BEASTS OF SEASONS



WEB OFICIAL DE LAURA GIBSON

MYSPACE DE LAURA GIBSON

LAURA GIBSON EN HUSH RECORDS

RESEÑA DE BEASTS OF SEASONS EN PITCHFORK


ENTREVISTA A LAURA GIBSON EN MUZIKALIA



LAURA GIBSON EN PLAYGRRROUND

LAURA GIBSON EN TINY DESK CONCERTS DE NPR


LAURA GIBSON EN DAYTROTTER SESSIONS

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Jens Lekman- Oh You're So Silent Jens (2005)


Reconozco públicamente que una de las principales razones por las que me saqué el permiso de conducción fue para poder escuchar la música que a mí, y no a ningún otro individuo, melómano o no, me diese la real gana. En algunos aspectos de la vida no he sido precisamente un tipo precoz, de hecho había atravesado la frontera de los 30 cuando me decidí a ponerme por primera vez a los mandos de un automóvil. Esa decisión llegó tras muchos quebraderos de cabeza, sobre todo aquellos que concernían al desplazamiento y a la logística de la unidad familiar, pero no puedo ocultaros a vosotros que otra razón subyacía bajo aquella iniciativa. Durante años he sido un paciente pasajero, un partenaire de viaje perfecto que se ha comportado con una educación exquisita mientras sufría cruentos ataques sonoros de triunfitos, radioformulistas e indies de mercadillo. Pero todo tiene un límite, queridos míos, y tras lustros de acumular ponzoña en mis adorados pabellones auditivos decidí zanjar este tema convirtiéndome en dueño de mi propio destino musical. Seleccionar música para un viaje es todo un arte, sobre todo si eres tú quien está al volante, ya que has de decantarte por sonidos que te resulten relajantes y que no impidan el correcto devenir de la, siempre delicada, conducción. Hay discos que me encantan pero que jamás pondría en el coche, tal vez por resultarme excesivamente eufóricos, o por sonar profundamente hipnóticos, incluso mántricos, en cambio hay discos que parecen haber sido compuestos para disfrutar mientras se ejerce el noble arte del manejo del volante. Un buen disc jockey de carretera también ha de tener en consideración al resto de pasajeros, decantándose para ello por sonidos fáciles y ritmos asequibles; quienes lo hemos sufrido sabemos de la crudeza de un largo viaje escuchando ruiditos y propuestas vanguardistas. Es fundamental saber qué le gusta a nuestra tripulación e intentar llegar a una entente cordial entre nuestras inclinaciones musicales y las preferencias del resto del pasaje. Tal vez por ello, suelo llevar en el coche discos pausados, mucha Rainy Day Music: bossa nova, power pop (no muy power), rock de raíces, chanson, country, soul (en su vertiente más emocional y romántica), folk, y pop en sus múltiples reencarnaciones, siempre y cuando haya de por medio buenos arreglos y unas voces muy cuidadas; mi versión mas macarra, que la tengo y muy pronunciada, la reservo para el ámbito doméstico. Uno de los discos que más me ha acompañado en el coche en este verano que está a punto de acabar (¡¡¡por fin!!!) es precisamente el que hoy quiero compartir con vosotros, un ecléctico y variado ejercicio de pop a cabo de Jens Lekman, un músico sueco que hoy se sube a nuestro utilitario para hacernos pasar un viaje agradable. Tomad asiento y abrochaos los cinturones, y no olvidéis tomar una biodramina, que aún estoy pagando el coche y no quiero sorpresas desagradables.

Jens Lekman responde al estereotipo de figura de culto del pop, un tipo capaz de convencer a crítica y público, con una carrera asentada y una prolífica producción, pero que sigue siendo un desconocido para los grandes medios. Jens es un adalid del "do it yourself", de hecho gran parte de sus temas han sido grabados en su estudio casero, y es todo un experto en el uso de samplers en sus temas. No tengáis miedo, amantes de lo analógico, nuestro amigo sueco introduce los samplers en sus canciones con una gran inteligencia y con un gusto exquisito, haciendo gala además de una considerable cultura musical. Pero vayamos por partes, Jens Lekman nace en Gotemburgo en 1981, ciudad en la que transcurre su infancia, una etapa de su vida en la que no muestra ninguna inclinación artística en concreto. Será a los 14 años, cuando un amigo le proponga tocar el bajo en una banda de versiones, cuando se produzca su primer contacto serio con el mundo de la música. Lekman pasa un tiempo componiendo sus propias canciones, dando muestras de una creatividad y de una capacidad compositiva enorme, en pocos años compone cientos de temas. En 2001 se autoedita el primero de sus CD´s caseros, conocido como "The Budgie Album", lo hará bajo un seudónimo, Rocky Dennis, nombre robado al protagonista de la película "Mask" ("Máscara" en los cines españoles). Un año más tarde recopila en otro CD sus mejores temas y envía una copia al sello estadounidense Secretly Canadian, algunas de esas canciones verían la luz en 2003 en forma de EP, bajo el título de "Maple Leaves", causando un gran revuelo en internet y convirtiendo al joven Jens en centro de atención para críticos y melómanos. Poco más tarde, el sello sueco Service Records reedita el EP, y un año después, en 2004, Jens Lekman abandona su seudónimo y graba un nuevo EP, "Rocky Dennis in Heaven", al que le seguirá otro EP, "Julie". A finales de 2004 verá la luz el primer largo de Lekman, "When I Said I Wanted To Be Your Dog", que recoge 11 canciones grabadas entre 2000 y 2004, un disco que confirma las enormes expectativas que se habían depositado en el joven compositor, que pronto alcanza la cima del olimpo indie. Pero Lekman no se muestra conformista, sino que más bien se comporta como un músico inquieto que se embarca en giras de todo tipo, de hecho se le ha podido ver sobre un escenario a él solo acompañado de un reproductor de CD y de una guitarra, o interpretando a capella sus canciones, pero también se ha embarcado en giras acompañado de una banda femenina con sección de vientos incluída, o con un coro y un cuarteto de cuerda; Jens Lekman es impredecible. En 2005 aparece en el mercado un nuevo trabajo del sueco, precisamente el que nos ocupa, titulado "Oh You're So Silent Jens", y que recopila sus tres EP's con Secretly Canadian: "Maple Leaves", "Rocky Dennis in Heaven" y "Julie", junto a otros temas incluídos en recopilatorios y rarezas.

La recopilación "Oh You're So Silent Jens" toma su título de una de las estrofas de la canción "Black Cab", incluída en su primer EP, "Maple Leaves", y que se convirtió en uno de sus primeros éxitos. Reúne, como ya señalábamos, el primer material oficial de Jens Lekman, los 3 primeros EP's con Secretly Canadian y diversas colaboraciones en recopilatorios; material, todo él, descatalogado y de muy difícil adquisición, por lo que se antoja como un disco imprescindible para conocer los comienzos musicales del compositor sueco. Tal vez la mayor peculiaridad de la música de Lekman sea el uso de los samplers, que se integran perfectamente en el discurrir de cada tema, apuntalando la estructura sin remitirnos explícitamente a la canción original. La querencia por los loops y los samplers se ve complementada por un gusto por los arreglos elegantes, en los que las cuerdas toman el protagonismo, conformando así el sello de identidad de Jens Lekman. Podríamos calificar el sonido de Lekman como amable, con sutiles arreglos orquestales que le acercan en ocasiones al pop de cámara de bandas como los primeros Belle & Sebastian, y con un sentido del humor que le emparenta con su admirado Jonathan Richman. Además la sensibilidad del compositor sueco nos hace pensar en ocasiones en Stephin Merritt, y su elegante voz recuerda a algunos crooners del pop y del rock, como el eterno Scott Walker; pero no sólo eso, el uso de los samplers nos hace pensar en el Beck más íntimo, y en algunas de las canciones de Lekman hay ecos de bandas tan dispares como Television Personalities, Dexy's Midnight Runners, The Smiths o Beat Happening. Todo ello convierte a Jens Lekman en un músico difícil de catalogar, una rara avis que se empapa de todo aquello que le llega, dando forma a una propuesta muy personal. Es difícil destacar una sola canción de este recopilatorio, porque Lekman se mueve a un nivel altísimo y el disco está repleto de hits, canciones que en un primer momento pueden pasarnos desapercibidas pero que enseguida acabarán metiéndose en nuestra cabeza, de donde se resistirán a salir durante una buena temporada. Entre los samplers que Lekman utiliza en esta colección de canciones podemos citar los siguientes: "Walk Away Renée" de The Left Banke, "By The Time I Get To Phoneix", de Glen Campbell y "Do You Wanna Dance", de The Mamas & The Papas, tres temas que se dan cita en una sola canción, la monumental "Maple Leaves", una de las mejores composiciones de Lekman, y un claro ejemplo de cómo se pueden utilizar los samplers de manera inteligente y creativa. Otro de los grandes momentos del disco llega con "Pocketful of Money", que utiliza un fragmento de "Gravedigger Blues", de Beat Happening, o con el hit "Black Cab", que echa mano de "Mary Jo", de Belle & Sebastian, y de "I've Got Something on my Mind", de The Left Banke, también podemos citar el tema de The Shangri-Las "Remember (Walkin' in the Sand)", que aparece formando parte de "A Sweet Summer's Night on Hammer Hill". Pero no receléis del pobre Jens, no todo son samplers en este disco, ni mucho menos, de hecho las canciones que toman fragmentos prestados son 6 de las 17 que componen este recopilatorio; de modo que los descreídos del arte de la remezcla podrán comprobar como suenan las composiciones de Lekman limpias, sin adulterar. Buen ejemplo de ello son "Sky Phenomenon", con un delicioso piano capaz de emocionarnos por si solo, "Someone to Share my Life with", que bebe del pop spectoriano y del intimismo acústico de bandas como Mojave 3, o "I Saw her at the Anti War Demonstration", que arranca con un precioso arreglo de cuerdas para convertirse en una redonda canción de pop que navega entre el Morrisey más inspirado y el Richman más surrealista. Todas ellas son un ejemplo de la calidad de Jens Lekman como compositor, maravillosas perlas que trufan un disco que suena fresco y variado, eclecticismo bien entendido al servicio de un talento que tiene que darnos todavía muchas alegrías. Ahora es vuestro turno, elegid vuestra favorita, os aseguro que no será tarea fácil.

Tras tres años de frenético trabajo, Jens Lekman anunció en su web que iba a tomarse un largo descanso para trabajar en el material de su segundo disco de estudio, además aseguraba haber aceptado un puesto de empleo en una sala de bingo local. Sin embargo, Lekman abandonó su nuevo trabajo apenas dos días más tarde para dedicarse en cuerpo y alma a su proyecto musical, lo que daría sus frutos en 2007 con la publicación del álbum "Night Falls Over Kortedala". Su última grabación ha visto la luz hace tan sólo unos días, se trata de un nuevo EP, titulado "An Argument with Myself". Entre tanto, Jens Lekman ha ofrecido un buen número de conciertos y ha colaborado con artistas tan diversos como The Ladybug Transistor, El Perro del Mar o Javiera Mena, demostrando que es uno de los músicos más activos y creativos del panorama pop actual.

Una vez más me he vuelto a enrollar más de la cuenta, ya veis en lo que han quedado mis propósitos de enmienda... En fin, vamos echando el cierre a este post con los consabidos enlaces, por supuesto web oficial y myspace de Jens Lekman, además del espacio dedicado en la web del sello Secretly Canadian al músico escandinavo. También he recogido la reseña que de "Oh You're So Silent Jens" se hizo en Pitchfork, así como una entrevista aparecida en la página Super45. Y en último lugar he seleccionado tres enlaces a tres sesiones en directo grabadas por Jens Lekman, la primera con los amigos de La Blogothèque, la segunda para Brass Tree, y la tercera en el entrañable taxi de The Black Cab Sessions. Y por si había pocos videos he completado la entrada con dos más, el clip oificial (al menos eso creo) de la tremenda "Pocketful of Money" y la interpretación de "F Word" que Jens hace para La Blogothèque. Espero que os guste.


JENS LEKMAN- OH YOU'RE SO SILENT JENS


WEB OFICIAL DE JENS LEKMAN

MYSPACE DE JENS LEKMAN


JENS LEKMAN EN SECRETLY CANADIAN

RESEÑA DE OH YOU'RE SO SILENT JENS EN PITCHFORK

ENTREVISTA A JENS LEKMAN EN SUPER45


JENS LEKMAN EN LA BLOGOTHEQUE

JENS LEKMAN EN BRASS TREE SESSIONS


JENS LEKMAN EN THE BLACK CAB SESSIONS